¿Estas acostumbrado a sufrir?

Vivir en el dolor o el sufrimiento, en esas emociones incomodas, las que nos llevan a estados emocionales de desanimo, tristeza y hasta depresión, puede ser una costumbre. El dolor es físico, el sufrimiento es mental. Es información que te llega y te muestra lo que no quieres ver ni experimentar.  

El sufrimiento puede ser constructivo o destructivo. Cuando aprendemos de el crecemos, nos hacemos resilientes, aprendemos y mejoramos nuestra vida. Cuando no, nos mantenemos en este y enfermamos física y mentalmente. A veces nos acostumbramos a ello. Inconscientemente, porque claro, nadie quiere estar mal por mucho tiempo. Muchas veces es porque hemos aprendido que estando allí, podemos “sobrevivir”, tememos al rechazo o no queremos salir de nuestra zona cómoda.

 Piensa, si de niño solo adquirías atención o no te rechazaban cuando estabas triste o enfermo. Si te  protegías de golpes, malos tratos por estar así. Igualmente de adulto entiendes que estando mal, triste, enfermo, solo así podrás obtener atención de los demás, podrás “pertenecer”.

Muchas veces no llevamos a consciencia, cómo y porque estamos allí, en relación de donde queremos estar realmente. ¿Que es lo que vivimos en nuestro pasado que nos mantiene allí? O por el contrario, ¿que buscamos en nuestro presente que nos ha permitido “sobrevivir” en ese estado?

El dolor es bueno y necesario. Sobre todo para forjarnos como mejores seres humanos y en nuestra espiritualidad. Si sabemos aprovecharlo seremos mas sabios, resilientes, compasivos, empáticos, y entenderemos mas la realidad que nos toca vivir.

Las emociones que nos permiten hacer introspección, evaluarnos, aprender lecciones, esas son las más incomodas, las que más aprendizaje y conocimiento nos dejan... También nos permiten evaluar cuales son las estrategias que podemos seguir utilizando o cuales debemos cambiar para vivir en bienestar.  La tristeza te dice que algo no esta bien. Que alguien o tu mismo estas violando tus limites, mismos que no están bien definidos. O que estás perdiendo algo importante para ti. Que algo debe cambiarse o repararse.

 Lo mas inteligente es aprender a reconocer porque y cuando llegan esas emociones y sobre todo que nos están enseñando. No vivir en estos estados que dañan, emocional y físicamente. Las emociones que no son procesadas, que no se expresan, no se reconocen y se viven, no se asimilan ni se entienden, nos dañan en el largo plazo.

 Las emociones son energía, es lo que te mueve, lo que te hace actuar. Y como ya sabes la energía no se va... se transforma. Si estas emociones son incomodas, producen y alteran tu organismo, generan hormonas de estrés, te provocan daños físicos y mentales.

 Así que piensa con que frecuencia vives en sufrimiento y dolor:

  1. ¿Qué porcentaje de tu vida ocupa el sufrimiento?

  2. ¿Cuantas actividades que realizas en tu día a día te dan satisfacción?

  3. ¿Cuales personas que te dan felicidad tienes a tu alrededor?

  4. ¿Con que frecuencia ríes hasta que te duele el estomago y te salen lagrimas de la risa?

  5. ¿Cuántas veces sonríes solo en el día?

  6. ¿Qué emociones experimentas cuando estas solo?

  7. ¿Cómo te sientes físicamente la mayor parte del tiempo?

  8. ¿Experimentas mucho dolor o enfermedad física?

  9. ¿Cómo te sientes cuando piensas en tu niñez?

  10. ¿Fuiste un niño feliz o triste?

  11. ¿Conoces personas que experimentan felicidad constante y eso te molesta?

 

 ¿Qué vas hacer hoy para reconocer que te estas acostumbrando al dolor y que no estas aprendiendo de el?

 

  • Hazte consiente de como te beneficia vivir en el dolor. ¿Llamas la atención de tus seres queridos? ¿Tendrás que salir de tu zona de confort? ¿Tienes miedo al abandono de alguien? ¿Te conviene que te quieran por pena?

  • Comienza a aprender del dolor. En vez de pensar “¿Por qué a mi? Piensa, ¿Para que a mi? ¿Qué debo aprender? ¿Que es lo que no estoy viendo? Siempre buscando soluciones que te den bienestar. Cambia estrategias pero siempre tu meta es estar bien.

  • Comienza a trabajar tus patrones de pensamiento. En vez de pensar “esta bien estar mal,  total ya estoy acostumbrado” piensa “tengo todo el derecho de estar bien, nací para estar bien, el malestar no es parte de mi naturaleza”.

  • Ámate mas, respeta tu cuerpo, tus decisiones, tu bienestar. Haz cosas que te gusten hacer aunque a otros no les guste.

  • Toma decisiones y actúa sobre solucionar tus estados de salud, muchas veces las personas acostumbradas a sufrir no se tratan con un doctor por miedo a salir de esos estados.

  • Júntate con gente que sea feliz y lo demuestre. Son energía pura, eso contagia. Acostúmbrate a tener esos amigos que te cargan de energía, no que te drenan.

  • Acepta y abraza los momentos difíciles, reconoce lo que te pone triste, acéptalo y aprende lo que te viene a enseñar.

  • Vive tus duelos y analiza porque te da tristeza algunos eventos. Luego ponle fecha limite a ese duelo. Establece hasta cuando vas a respetar ese estado.

 

Cuando aprendes a entender porque viene el sufrimiento y el dolor, vas a crecer. No a permanecer, eso no es bueno y acaba con el bienestar para el cual fuiste creado.

 Cuéntame si identificas de qué manera utilizas el sufrimiento, como lo asumes. Me encanta leerles.  Si te pareció interesante esta información y quieres que les sirva a otros, comparte en los botones de la izquierda. Ayúdame hacer crecer esta comunidad. Te dejo mi abrazo.

Anterior
Anterior

Empoderamiento en 1-2-3

Siguiente
Siguiente

¿Para que sirve el coaching?